Es fácil comprobar, viendo el listado de cavecavehículos, el grado de compromiso ecologista de nuestra comunidad: capacidad ilimitada (el de Fernando Sardiñas), escaso consumo (el de Peter Country), nulo consumo (el de Javi Helmant, que no arrancaba). Cabe añadir la velocidad de crucero del de Moisés, que no rebasaba los cincuenta por hora.
Me viene a la mente otro vehículo prodigioso, un Dyane 6 amarillo, cuya propietaria era la hermana de Manolo. En esa máquina me embarqué, con no me acuerdo quién, aunque creo que estaba el Águila*, con el propósito de asistir a una mani antinuclear en Villanueva de la Serena. Nada más salir de Mérida, unos tíos de verde nos informaron de que no íbamos a poder llegar, que estaba todo cortado por las fuerzas del orden. Proseguimos, sin desalentarnos ante los malos augurios. Al llegar a Don Benito, los lugareños nos confirmaron que la carretera estaba obliterada y, astutamente, nos desviaron por un camino arcano. Llegamos a Villanueva al mismo tiempo que un coche verde, con una puerta abierta, desde la que un brazo uniformado nos daba el alto. La conductora hizo caso omiso de la orden, los doscientos cincuenta coches que venían tras nosotros siguieron nuestro ejemplo.
Aquella fue la más multitudinaria mani que se haya visto en Extremadura.
*Él lo negará, como siempre negaba, en su casa, lo de las manis: “¿Yo oponiéndome a la política energética del gobierno? ¡Me ofendes!”
En el afoto: coche que vi en Roma. No me extrañaría que fuera de alguno de los nuestros.
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