Bienvenido, paco.
Hasta una reciente conversación telefónica con “Paco con P mayúscula” no me había percatado de que “paco con p minúscula” había entrado en nuestro glorioso blog. Habrá que hacer algo con los nombres, aunque también podemos seguir citándoos así, que tiene su punto, con p minúscula. La historia es que paco ha actuado como comentarista, y yo no había indagado hasta ahora en esa posibilidad. Ya me he puesto al día de otros comentarios al pie de las entradas. La pena es que no se ven, así, en gordo, y hay que rastrearlos. Anímate, paco con p minúscula, a sumarte también al club de los editores, que lo estamos deseando. Jugosas matizaciones noctámbulas y cafeteriles las tuyas. Yo recuerdo especialmente que estuvimos juntos en casa de Enrique la noche previa al examen de Selectividad, que fuimos juntos a hacer en Badajoz. Qué tensión, qué nervios, íbamos casi sin dormir. Me suena que fuimos en coche juntos, pero yo no me saque el carnet de conducir Dyane 6 hasta el 79, luego con el mío no era. ¿Lo hicimos en tren, en autobús?
Otra jornada memorable fue una excursión a Mérida desde Cáceres, en Primero de Carrera, con Mariota, en la que estuvimos visitando mi chalet en Proserpina, sin poder entrar porque no estaba previsto y no tenía las llaves, y acabamos en casa de Enrique en Mérida, con su madre dándonos de merendar, ofreciéndonos generosa y copiosamente a todos (y éramos bastantes)tapas, bocatas y refrescos varios.
De la época del Instituto mencionáis con cierta aflicción al cordobés Pepe Raya y sus prolijos exámenes de Historia del Arte, pero ahí me sale la vena reivindicativa y debo, todo con aes, sacar largas lanzas para alabar la afamada fachada suya. Sé que no soy objetivo; si yo ví tan claro que mi vida iba a girar en torno a la historia del arte fue en buena medida por él y su forma de mostrar las cosas. Rojo confeso y militante, nos abrió la puerta hacia una vertiente social del arte, y lo hacía con sentido crítico e ironía, que son fantásticas virtudes que he procurado incorporar a mi modo en la docencia. Recuerdo sus satíricos comentarios al papel de la iglesia como mecenas, a la Familia de Carlos IV de Goya, y sus demoledoras críticas a Murillo, que le parecía tan falso cuando pintaba inmaculadas como a los niños mendigos de la calle. Tengo por casa una guía didáctica suya del Museo de Arte Romano y algún otro texto divulgativo sobre Historia y Arte de Extremadura. No sé por dónde andará, pero guardo de él un buen recuerdo, a pesar de las palizas memorísticas.
La plantilla docente resultaba un tanto pintoresca ¿os acordáis en el Santulalia de la inefable Señorita Alicia, profesora de matemáticas de aterciopelada voz, que con el tiempo he llegado a identificar con la vidente enana de Poltergeist? Y estaba Don Joaquín, el Director, con el Don, pues ejercía de tal y era superserio y un poco carca, al que salvaba su hermosa señora, Sacri, también profe en el centro. María Jesús nos daba Literatura; la recuerdo activa, pequeñita, pizpireta, muy pendiente de nosotros y promoviendo redacciones de tema innovador. Y más, y más… habría que recuperar dicho elenco, que contribuyó a modelar nuestras tiernas mentes…Bienvenido, paco con p minúscula.
domingo, 21 de septiembre de 2008
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