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jueves, 14 de octubre de 2010

Érase una vez....


En uno de los últimos viajes a Emérita Gusta, con motivo de la presentación del Átalas de Extremadura, hice una escapada para fotografiar algunas cosas que me iban a ser útiles para un proyecto en marcha. Estoy catalogando esculturas públicas en Extremadura, y no había visto aún un enorme cabezón de Don Bosco que habían instalado en el colegio de los Sales y anos.
Así que allí me planté, no sin cierto nerviosismo evocador al llegar a la fachada del centro que tanto marcó nuesa infancia y del que hemos hablado ya en más de una ocasión en esta “bendita” tábula.


El cabezón está en el jardín de entrada. Lo modeló Eduardo Zancada y la verdad es que es muy fiel a los retratos pintados que desde ninios conocimos en el Cole. Pero, cumplida la tarea, descubrí que había unas competiciones deportivas y la puerta estaba abierta, así que aproveché para asomarme y entruve dentro.



Hacía cienes de años que no había aparecido por allí, y mi primera sor presa fue comprobar que donde estaba la iglesia ahora hay un poli deportivo. ¡Pero qué modelnos! ¿Se han quedado sin capilla? ¿Es que ya no hacen misas? Recuerdo el recinto no tanto por las sufridas misas, sino por los festivales de la canción que se organizaban a fin de curso y donde algunos hicieron (hicimos) nuestros primeros pinitos como músicos y/o cantantes. No pude sacar foto del recinto, así que lo ilustro con esta de la entrada a la Conserjería, que es también rememorativa.




En el pasillo de entrada sigue habiendo marcos colgados con fotografías de promociones que han pasado por allí. En las que pude ver no reconocí a nadie, bien es cierto que el paseo fue muy rápido. La de mi promoción está por lo visto en el despacho del Director con doble marco y en gala nada. Los que entran al despacho se postran ante ella, eso me dijeron.
Había también unas vistas de monumentos de Mérida pintadas por Josán, el mismo que hacía los carteles de las pelis que veíamos en el cine Alcazaba, el María Luisa, el Liceo o el Ponce de León. Seguro que Blaki lo ubica bien. La verdad es que era bueno y los carteles muy convincentes, o al menos lo recuerdo así.




Me acerqué hasta los patios. Tienen unas canastas de baloncesto que no sé si estaban ya en nuestra época. Espacio multiusos, supongo que es ahora.




Lo que sí recuerdo son las fotos que cada dos años o así nos hacíamos en las escaleras, con el profe de turno y de fondo el cuadro gigante de San Juan Bosco, María Auxiliadora o Domingo Savio, según tocara, o bien una estrella hecha con flowers. Croken los primeros tiempos de la tabla Blaki colgó una desas fotos.




Por cierto, que siempre pensé que el Domingo Sabio se escribía con b y aludía a lo listo que era, y resulta que no, quera el apellido. He localizado la foto del cuadro del ninio en el gúguel y me he quedado estupefacto. Menuda imagen. A puntito de ascender a los cielos. Sin comentarios.




Parecerá mentira, pero uno de los sitios de los que mejores recuerdos tengo es este pedazo de pared, que está igual que entonces. Salvaba el desnivel originado por el muro y la rampa que subía hasta los campos de fútbol. Pues bien, la usábamos a modo de frontón, a pesar de que tenía curvas. Ahí, solos, en pareja o incluso a cuatro, estábamos un gran número de recreos dándole a la raqueta y el tiempo pasaba volando.




Las sombras de gonzalos, evelios, sheriffs, silverios, damianes, migueles y otros personajes deambulaban por pasillos, patios y j aulas. Iban de negro o gris, yo al menos no pude percibir colores, pero su a veces atemorizante presencia se difuminaba con los ecos de musiquillas que llegaban desde el antiguo coro de la iglesia. El recuerdo de los cánticos del libro verde, las tabularpas y las modernidades que poco a poco surgían en los festivales ponía la banda sonora a tan peculiar periplancia.



Ya por el centro de Emérida pasé por la antigua peluquería José Antonio, que ahora es una tienda de regalos. Allí acudía puntualmente, cuando tocaba adecentar las guedejas, desde los 12 o 13 años hasta los 18 o 20, cuando ya me asenté definitivamente en Mnorba. Lo que más me impactó es que siguen conservando la pintura mural que pintó Manolo León en los años 60 con una escena de batalla. Un puntazo. He visto ese mural una y otra vez desde chikenlítel, y pedí permiso para que me dejaran fotografiarlo, ante el asombro de la dependienta. Supongo que todos los cavecanos de pro habéis pasado por allí alguna vez, pero ahora queda inmortalizado aquí.



Y fíjense ustedes con qué me topé en las cercanías de la Puerta de la Villa. Un lugar mágico, recuperador de antigüedades artes anales. Deambulando entre las vitrinas descubría un espacio genuino, inconfundible, protagonizado por el insigne emérito de la Cavecania indómita. Maravillas retrospectivas brillaban tras los cristales llamando al espectador para mostrar en su muestrario la maestría del maestro.




Y el propio maestro, afanado en su labor minia turista, ilustra el espacio desde las paredes, melena al viento.




Siguiendo por el casco urbano de Efemérida recuperé también en daguerros otros hitos indestructibles. Entre ellos la Librería Martín, que sigue con el mismo cartel amarillo de hace 20 o 30 años. Allí compraba y encargaba mis libros, esos que hoy rellenan y hasta desbordan estanterías. Nunca supe cómo en tan exiguo espacio podían meter tantas cosas, porque era un guá.



Pero aún más significativa resulta la fachada de los Ultramarinos Zancada, que con sus azulejos de Anís del Mono y Anís Las Cadenas, el león de Domecq, la Ana del chocolate Lloveras y el negro de los chocolates Amatller (Casa fundada en 1800), los jabones Miró y las botellas de Ezcaba. Todos ellos acompañaron nuestras idas y venidas por el Decumanus emérito. Agora es una multitienda con otro rótulo, pero conserva el sabor del azulejo añejo.



Nel inicio de la calle Graciano, que acoge la Alcazaba, se mantiene indemne la Cuchillería Novoa. Taller de afilados en el que cuchillos, navajas, tijeras, paratos de cocina y utensilios varios siguen poblando el escaparate, cuya estructura no ha sido reformada en 40 o 50 años.













Recuperé también allí, an cá Graciano, la cuna de mi infancia y adolescencia (¿obsolescencia?), donde junto a la eximia Huerta de Otero compartí vivencias, juegos, encuentros y recuerdos con mosqueperas y barrousos, incluso con algún barero de la calle Oviedo. Notras zonas estaban los masagozas, cerros, cides, blases, carcajales, ilerdenses, curados y variantes candaban por ahí. Menuda tropa.

Hasta aquí este seudorecorrido seudonostálgico por la seudoprecavecania. Ya sé qués seudorestringido para emeritenses, pero ¿no lo semos todos, allí mehmo o en la seudodistancia?.

viernes, 24 de abril de 2009

Breviario que llamaré Viernes en respuesta a Mr. Lamb - Conexión Nárrica

BIOGRAFÍA DE D. SILVERIO
D. Silverio Barreña Luis nace en Aldeadávila de la Ribera (Salamanca) el 23 de noviembre de 1912. Sus padres, Pedro y Cipriana, familia de hondas raíces cristianas, viven con preocupación la educación y la formación cristiana de su hijo. Terminados los estudios primarios en la escuela del pueblo, el joven Silverio parte, en 1925, a Cádiz, donde se incorporará al aspirantado que la Congregación Salesiana posee en la hermosa ciudad andaluza. Terminados los cursos de aspirantado en la típica población cordobesa de Montilla, comienza el noviciado en San José del Valle en 1929. Monseñor Arturo Lara, Obispo salesiano de Chile, le impondrá la sotana, que viste hasta hoy, en octubre de 1929. En San José del Valle continuará sus estudios de filosofía y, al mismo tiempo, se irá examinando de Magisterio en la Escuela Nornal de Cádiz.
En 1932 el joven salesiano Silverio Barreña inaugura sus años de actividad pastoral y educativa en varios colegios de la provincia Bética de los Salesianos: Arcos de la Frontera, Montilla, Utrera. En 1935 comienza en Madrid, en el viejo teologado de Carabanchel, los estudios de teología, que tendrá que interrumpir a causa de los dramáticos acontecimientos que comenzaron en julio del 36. El inicio de la Guerra le sorprende en San José del Valle, donde pasaba el verano ayudando al veterano y recordado salesiano D. Ernesto Olivares. Reclutado por el ejército en 1937, se reintegra a la labor educativa salesiana en el sevillano colegio de Triana, medio colegio medio hospital en aquellos tristes años de 1937 y 1938.
En 1938 puede retomar nuevamente los estudios de teología interrumpidos por la contienda. El estudiantado está ubicado entonces en San José del Valle. Terminada la guerra puede regresar finalmente a Madrid donde concluirá sus estudios teológicos. En el Seminario Diocesano de la capital de España recibirá la ordenación presbiteral el 1 de junio de 1941. El 8 de junio de 1941, en Arcos de la Frontera, celebra la Primera Misa Solemne presidida por su paisano D. Ildefonso Gómez Calama.
Joven sacerdote, es enviado por sus superiores al colegio salesiano de Utrera, primera presencia de la Congregación en España. Después serán Alcalá de Guadaira, Puebla de la Calzada y Mérida los centros en los que D. Silverio ha trabajado. Siempre atento a las necesidades de los chicos, exigente y riguroso, disciplinado, buscando que todos y cada uno saquen de sí mismos lo mejor que cada uno posee.


En 1959 el Sr. Obispo de Córdoba, D. Manuel Fernández Conde García del Rebollar, le pide a los superiores de la Congregación poder contar con D. Silverio como secretario personal. A su lado trabajará durante 11 años. Junto a él, participará activamente en las sesiones del Concilio Vaticano II. Las experiencias vividas en las sesiones conciliares, el ambiente de renovación y cambio que la Iglesia vivía en aquellos años intensos y fecundos, dejarán una profunda huella en el recuerdo y en la vida de D. Silverio.
Agrada oírle hablar de las experiencias allí vividas, de sus confidencias con hombres, ya historia hoy, como el beato Juan XXIII o Pablo VI.
En 1970, a la muerte de Monseñor Fernández Conde, D. Silverio deja la diócesis de Córdoba y regresa nuevamente a la Inspectoría. Tras un breve paso por los colegio de Triana y Puebla de la Calzada, el inspector de entonces, D. Ambrosio Díaz, lo destina al colegio de Mérida. Desde entonces y hasta hoy, de modo ininterrumpido, ha venido atendiendo a los jóvenes, como es su misión de salesiano, en las aulas y en los patios, en la capilla y en el confesionario. Atento, discreto, es frecuente verle conversar con sus antiguos alumnos que, en ocasiones, acuden a él a recibir los mismos consejos de siempre, las mismas orientaciones e, incluso y si se tercia, las mismas riñas. Sea cual sea nuestra edad siempre es bueno contar con alguien a quien acudir, alguien que siga siendo punto de referencia en nuestras vidas. Eso precisamente es, y deseamos que siga siéndolo por mucho tiempo, D. Silverio para nosotros, para todos sus antiguos alumnos y para toda la Familia Salesiana en general. Felicidades D. Silverio. Que María Auxiliadora y Don Bosco lo bendigan.
Al servicio de la Iglesia y de los jóvenes
Sesenta años se han cumplido de la ordenación presbiteral de D. Silverio, el entrañable y querido salesiano que, desde hace más de treinta años, viene trabajando en estas tierras extremeñas.
Su vida es todo un compendio de los avatares que tanto la sociedad como la Iglesia española han vivido a lo largo de todos estos años. Comienza D. Silverio su labor pastoral en 1941, con las cenizas aún humeantes de la guerra civil. Años duros y difíciles de escasez y autoritarismo, años de trabajo y esfuerzo por atender, especialmente, a tantos y tantos niños que, sin la ayuda de educadores generosos y entregados, nunca hubieran podido acceder a la educación elemental y, mucho menos, a unos estudios superiores.
D. Silverio ha sido, también, testigo cualificado de los profundos y trascendentales cambios que el Concilio Vaticano II supuso para toda la Iglesia y en particular para la Iglesia española. Activamente presente en las sesiones conciliares como secretario del obispo de Córdoba de aquel entonces, vivió como testigo de excepción, unos acontecimientos que sólo pueden definirse como horas de gracia y bendición, días densos de presencia del Espíritu Santo.
Podemos decir que, desde aquel lejano 1 de junio de 1941 en el que el Obispo impuso las manos a D. Silverio instituyéndolo presbítero, toda su vida ha estado marcada por los signos distintivos del carisma salesiano: la educación y la evangelización de los jóvenes. Muchos son los antiguos alumnos que aún hoy recuerdan sus clases, su seriedad académica, su esfuerzo y trabajo constantes, su rectitud y disciplina, su preocupación por aquellos que, por cualquier razón, presentaban dificultades para poder seguir sus estudios. Muchos también lo recuerdan celebrando la Eucaristía, en el confesionario atendiendo a la celebración del sacramento de la Penitencia, oyendo y aconsejando a jóvenes y a adultos en momentos de decisiones importantes o en circunstancias oscuras y difíciles.
Podemos decir que D. Silverio es un salesiano de raza. Su sotana, envolviendo un cuerpo gastado por los años, recorriendo los pasillos del colegio, nos habla de toda una vida de entrega y fidelidad a un proyecto que hace sesenta años comenzaba. Hoy mismo, impedido por sus problemas de salud, sigue aportando su grano de arena a las actividades del colegio, especialmente atendiendo a las necesidades de la capilla, a las confesiones, a la difusión del boletín salesiano…
La mayor parte de los años de labor pastoral de D. Silverio han transcurrido en Extremadura, en los colegios de Puebla de la Calzada y de Mérida. Más de treinta años dedicados a poner en marcha dos instituciones educativas en una región, en aquellos años, olvidada de la mano de Dios. Hoy D. Silverio ve con satisfacción cómo todos los niños y jóvenes extremeños pueden acceder a un puesto escolar de calidad, cómo, muchos de ellos, cursan estudios universitarios sin tener que quedarse en la cuneta por problemas económicos o sociales. Él puede sentirse satisfecho: su esfuerzo callado y constante ha ayudado a ello.
Damos gracias a Dios por su dilatada vida, por su trabajo, por su ejemplo, por su testimonio de salesiano y de sacerdote. Que María Auxiliadora siga enviando a la Congregación hombres de la talla humana, pastoral y educativa de d. Silverio.
Manuel Cantalapiedra Sánchez. Director del Colegio Salesiano "María Auxiliadora" de Mérida.




HA FALLECIDO D. SlLVERIO BARREÑA LUIS(Salesiano presbítero, de la Inspectoría de Sevilla)
En la madrugada del día 30 de marzo de 2009, a las 01.30 ha fallecido en nuestra casa de enfermos, D. Pedro Ricaldone” nuestro querido hermano SILVERIO BARREÑA LUIS. Había nacido en Aldeadávila de la Ribera (Salamanca) el día 25 de noviembre de 1912. Contaba, a su muerte con la edad de 96 años. Entró en el noviciado de san José del Valle el año 1929, haciendo su primera profesión en diciembre de 1930. Se consagró, definitivamente, al Señor con os votos perpetuos 20 de mayo de 1936. recibió la ordenación sacerdotal el día 1 de Junio de 1941, de manos de Mons. Eligio Garay. Muchas son las casas de nuestra inspectoría que recibieron el trabajo apostólico de nuestro querido D. Silverio: Arcos de la Frontera, Utrera, San José del Valle, Sevilla (Triana), Alcalá de Guadaíra, Puebla de la Calzada y Mérida. Han sido en estas dos casas extremeñas en las que ha pasado más años, permaneciendo en Mérida desde el año 1972 al año 2007, fecha en que fue trasladado a nuestra casa de enfermos D. Pedro Ricaldone tras haber sufrido una caída con rotura de cadera. Once años de su vida como sacerdote estuvo al servicio del Sr. Obispo de Córdoba, como secretario particular: años 1959 a 1970. D. Silverio nos deja la huella de un sacerdote ejemplar y fiel a su vocación. Hasta los últimos días de su vida ha sido fiel al rezo de las horas de breviario, apartándose a un lugar más reservado para poder orar. Es cierto que su avanzada edad no le permitía otras tareas de especial dedicación, pero no tenemos la menor duda de que nuestro querido D. Silverio, con su oración callada y continuada ha ofrecido al señor, tal vez más, que los sus fuerzas físicas no le permitían. Queridos hermanos y hermanas: en la proximidad de la fiesta de Pascua, D. Silverio se ha presentado al Señor para comenzar a vivir su Pascua definitiva. Elevemos nuestra oración al Señor, por él, y para que siga enviando a nuestra Congregación hombres del temple de D. Silverio.

Vuestro afmo: José Martín Pulido secretario

EL MARTES 31 DE MARZO A LAS 11,00 DE LA MAÑANA SERÁ EL FUNERAL EN LA IGLESIA DE “MARÍA AUXILIADORA” DE LA TRINIDAD - SEVILLA.

martes, 11 de noviembre de 2008

Clases de Canto XXXVIII - Formación piramidal o en "chogüí"

Ya habló Mossesba San de la formación para el canto de "La piobba". Era en rectágulo en un gran salón todos alineados en firve yá, a cubrirse ya, esto es, en perpendicular al retrato de Domingo Savio y en paralelo al patio sacrifical.
Sirvan estas dos muestras, de primer y tercer curso durante mi estancia en el orfelinato para constatar la posición piramidal del coro en el canto del Chowí.


PAJARO CHOGüí (POLKA PARAGUAYA)

Cuenta la leyenda
que en un árbol
se encontraba encaramado
un indiecito guaraní.

Que sobresaltado
por un grito de su madre
perdió apoyo,
y cayendo se murió.

Y que entre los brazos maternales
por extraño sortilegio
en chogüí se convirtió.

Chogüí, chogüí, chogüí, chogüí
que lindo está mirando allá.
Mirando allá, volando se alejó.

Chogüí, chogüí, chogüí, chogüí
que lindo es, que lindo vá
perdiendose en el cielo azul turquí.

Y desde aquel día
se recuerda al indiecito
cuando se oye,
como un eco, a los chogúí;

Es el canto alegre y bullangero
del precioso naranjero
que repite su cantar;

Canta y picotea la naranja
que es su fruta preferida,
repitiendo sin cesar:
Chogúi...chogui...etc.

Colaboración enviada por: Pepe Crow




http://es.youtube.com/watch?v=9OPeU5M2Jaw

http://es.youtube.com/watch?v=mnczZa4jOZ8

sábado, 1 de noviembre de 2008

Clases de música y canto

Estupendos los abundantes introitos de ayer. Tenía un poco la sensación de cuando compras el periódico el sábado, lleno de suplementos para amenizar el fin de semana. Pasé un buen rato con los enlaces a los youtubes, que siempre además te enganchan a otras cosas. Stupendas las sopranos macizas. He visto en “tu tubo” a la Galana, perdón, a la Garanca y la Netrebko cantando juntas el dueto de las flores de Lakmé, y es toda una delicia. A ver qué os parece lo del “¡Qué bonito estoy…!”

Comentario al hilo de una entrada previa de Blaki en la que rememora jornada cantábile en los Salesianos siendo tiernos infantes. La canción era “La pioggia”, de Gigliola Cinquetti, del año 69 (buen número), y el flash de imagen que me viene es un nutrido grupo de alumnos, puestos en pie y en filas en un salón amplio del colegio, ante un cuadro-retrato gigantesco de Don Bosco. Don Gonzalo había hecho una traducción libre del tema italiano para adecuarlo al final del curso y cantarlo a coro en el acto o festival final que preparaban. Con alguna interferencia de la letra original, creo recordar que el inicio era algo así:
“El colegio terminó, las clases ya no están, hay muchas nubes en el cielo, y, los chicos por aquí, no gritarán ya más, será en el mar…”
Todo un prodigio de inspiración y adecuación ad hoc. Lo del “Y si el coco viene y va, qué me importa a mí” era nuestra pequeña venganza apócrifa sobre la ingrata traducción previa. Qué tiempos...

lunes, 29 de septiembre de 2008

Más musiquilla

Buenas nuevas en últimas entradas. Dibujo largo tiempo oculto de Barrowghs. Bien. Testimonios gráficos sin sospecha de trucaje prueban de modo inequívoco la presencia de tías en Cave Canem. Por si fuera poco, se incorpora la Galana. Bienvenida. Puedes emprenderla con cualquiera de las hebras presentes. Picando en las etiquetas, salen. No todas, que aún estoy en ello. O introducir tus propias hebras, que serán prontamente glosadas.

La última hebra incorporada es la de musiquillas preferidas. Creo recordar que Dolores era muy amante de CSNY, sobre todo la de “tururururú tú tú turúruú”, y de Paul Simon. ¿Cantuviste con Mendoza en el festival de los Salesianos (otra hebra) The boxer? ¿O me tergiversa el alemán? ¿Fue acaso la de “siyumianJuliodanbadesculyor”, citada por Mowses? ¿O ésa fue el dúo Traque-Mendoza?

Incorporo fragmento de otra pieza, croke de autoría blákica.



Aprovecho para informar de que hay importantes investigaciones en marcha:
-El gran combate polo-pollináceo, que aparece en la Ilíada y en las Guerras Barcialeas. Cuento con la colaboración de croke Cañellas se llama, afamado agente secreto emeritense.
-El plano de calle Godoy.
-La casera de dicho lugar.

lunes, 15 de septiembre de 2008

El Bujero. Como papeles...

Yo estuve en el mítico El Bujero, y puedo atestiguarlo, pero como privilegiado espectador. Espectador porque no intervenía en los alardes vocales y guitarreros del grupo. Mis gorgoritos no estaban a la altura ni por supuesto mi dominio del instrumento. Sabía tocar la guitarra, pero sólo los acordes básicos que Don Damián (curilla joven, nada canónico, despierto, volcado en la música, y conocido también por segregar salivilla comisuralabial mientras hablaba-cantaba) nos había enseñado en los Salesianos. Creo que hay que atribuirle a él, a Don Damián, la formación musical de un primer grupo de alumnos aventajados entre los que creo figuraban Andrés Domínguez, José Manuel Arche, Javi Cid, Pepe Gaspar, (y Blas nos dirá si él también, pero no lo recuerdo), que interpretaban las canciones en la misa del Colegio. Espero no equivocarme. Para tal evento disponíamos de un librito: "Cantemos al Señor", de tapa verde (juro que lo conservo, pero no lo tengo a mano ahora para escanearlo, sé que está en una caja en mi trastero), donde aparecían las letras de las canciones, a las que a mano superponíamos los acordes. Se tocaba y cantaba no sólo en la misa semanal, sino en el festival de fin de curso, esperado con interés pues allí tenían cabida manifestaciones más libres. En alguno de dichos festivales, siendo un tierno infante, cantuve dos canciones de moda entonces cuyos títulos, por vergüenza, no me atrevo a citar. Bueno, que me pierdo... Lo que yo quería comentar es lo del Bujero.
En la sesión de ensayo que recuerdo, se repitió una y otra vez hasta redondearlo un tema del que sólo puedo dar el título e inicio:
"Como papeles
gastados por el paso de la historia... "
Lamento no saber seguir, pero quizás estimule a alguno de los protas y logren avanzar algo más. Andrés Domínguez llevaba la iniciativa, pues tenía alma de líder, aunque cantaban todos. No sé si vinculado a ese momento u otro, recuerdo que compuso un tema dedicado a su padre, tras su muerte, que nos cantó con gran intensidad. Me ha dicho Paco Valiente que alguna vez lo ha visto por Mérida. Sería bueno recuperarlo para esta magna causa. Abrazos desde Cáceres.