Calegría me da, querido Blas, que te hayas reincorporado tan pronto a estas nobles tareas blogueras. Lo dicho en privado, en privado queda, y que volvamos a asistir en el blog a tus despliegues creativos es el mejor síntoma de vuelta a una cierta normalidad, que seguro te vendrá muy bien para tener el coco y el ánimo ocupados y en forma. Aquí estaremos para seguir disfrutando contigo.
Hace algún tiempillo (parece ya una eternidad, dado el ritmo intenso que llevamos) comentaba que rebuscando entre papeles había localizado algún documento tuyo. Uno era un ejemplar del Psssth… pequeñas cosas, que tenía guardado con mimo, pues era una publicación insólita que merecía conservarse. Alguno de los dibujos de página completa, fotocopiado, lo tuve durante algún tiempo chincheteado en la pared de mi habitación, no recuerdo si en el piso de la calle Godoy o en la pensión de la ñora Carmen el año siguiente. El otro documento gráfico, con el que esperaba sorprenderte por si lo tenías olvidado, es una tarjeta postal en la que ilustras con cuatro dibujitos un poema de Antonio Gómez, que, oh desilusión, me he dado cuenta de que ya lo habías incluido en alguna entrada de Agosto. Aún así lo subo, como testimonio de tu maestría y en homenaje al también maestro poeta.
Abrazos desde Cáceres.
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