He ido a visitar a mi amiga Nuña. No me ha recibido de muy buen talante: eran las cinco de la mañana. Pero ante los churros que le he ofrecido, ha parecido serenarse. Le comento la posibilidad de que el palimpsesto sea un canular pergeñado por un artista contemporáneo y se revuelca por el suelo, de la risa:
-Eso es absolutamente imposible. El documento fue encontrado en los alrededores de Proserpina, sí, y estaba en una vasija. Pero se han hecho pruebas de ADN y de carbono 14 o 15. Había más objetos con él, que al principio tomamos por palimpsestos, pero se trataba de paños para limpiar el polvo. El que nos ocupa parece una glosa o apostilla de alguna obra de mayor calado y estatura literaria.
Más importante: ha concluido la traducción. Me da una copia de la primera parte. Su pluma se ha negado a traducir las numerosas expresiones soeces. Así mismo, ha intentado pulir la sintaxis pedestre del original.
Los gaeiumbari que conocemos aún no han entrado en la edad adulta. Los gaeiumbi que portan son de distintos colores, y parecen marcar la pertenencia a una estirpe, como el Kilt entre los caledonios. Desde que construimos la presa, han dado en venir aquí con frecuencia: se muestran mutuamente los gaeiumbi, se despojan de ellos y se introducen en el agua. A esta ceremonia la llaman “noche de los culos blancos”. Suponemos que se trata de algún rito iniciático. Los gaeiumbi también tienen un papel protagonista en otras ceremonias habituales, como la que consiste en destrozar útiles de loza, o cuando cantan en público.
Los gaeiumbari han renunciado a todo tipo de actividad lucrativa: ceden a sus progenitores la labor de alimentarlos, según plan expuesto por el llamado Khossi:
-Me vengo a la plaza y me jarto cerveza, luego voy a mi casa y me jarto gazpacho. Me echo la siesta y me jarto dormí. Luego, al Juan, a jartarme cerveza otra vé ...
Parece tratarse de un pueblo de aluvión, sus procedencias son muy distintas. Así, entre ellos se ha refugiado el caudillo ausetano Mandonio, que se hace llamar Mandonio Humanes. Alguno procede de Cipango, como Mosesba San. De la Lusitania, como Mendonça. De la Galia, Gouliard. Del África, N'Digna. Y así podríamos nombrarlos a todos. Están divididos en tres clanes, que parecen diferenciarse, de modo irreconciliable, por su teogonía:
• Los rockeri, que adoran a dioses que sitúan en la Britannia: Jethro, Genesis, y otros muchos más.
• Los folkii, que sitúan su Olimpo en una isla imaginaria, más allá de la Atlántida, a la que llaman “Cuba”.
• Los progres, que veneran a los perros.
Sobre estos últimos, nos ha referido el folki PetrusVeratus que su jerarquía es complicada: mientras más feo sea el perro que llevan, más progres son. Si no tienen uno lo bastante feo, pueden llevar varios. Un progre está seguro de ocupar el escalón más alto si consigue llevar varios perros muy feos.
Con este último clan no hemos podido confraternizar, por el pavor que esos animales provocan entre los romanos. Cuando vemos algún progre, siempre gritamos “cuidado con el perro”. Los Gaeiumbari, sin duda para mofarse de nosotros, han empezado a llamarse a sí mismos “Cavecanos”.
domingo, 5 de octubre de 2008
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2 comentarios:
Hace unos minuos, antes de leer tu entrada, querido Paco, veía la de Blas y le ponía un comentario de admiración ante el currele que se ha dado con el texto latino y otras aportaciones. Justo un momento después acabo de leer lo tuyo y no puedo sino reiterar mi quite de sombrero. No me atrevo a hacer entradas más al respecto pues no estaría a la altura y no quiero cagarla, pero espero impaciente esa segunda parte o nuevas entregas. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto. Un fuerte abrazo.
Por cierto, gracias por lo de Ruibal, la canción es estupenda.
Tu entrada anterior y la de Blas ha sido de mucha ayuda para la mía. Ruego encarecidamente que escribas lo que te salga la puntalnabo.
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