La música Gaieumbari. Núñica

Inagotable parece la afición a la música entre los Gaieumbari: siempre de acá para allá con sus cantos religiosos

“Siempre deseé ser un apostol

pa cagarme siempre en el copón”

o profanos

"Iba marcando paquete

Con su cañón de futuro”

Han conseguido captar a alguno de los nuestros, que pretenden instruirse en el tañido de la tabularpa. Así, el infinitamente paciente Habbi Zyhdd los acompaña a la orilla del río, a un lugar que llaman K. Rero (tal vez pertenezca a la familia de Joseba) y les muestra secuencias de lo que él denomina acordes: se tañen todas las notas a la vez, y no de una en una, como demanda el buen sentido. Han comenzado por los acordes llamados Do mayor, La menor, Re menor y Sol séptima. Dichos acordes forman parte de una canción compuesta en honor de un escultor griego que los ha visitado en varias ocasiones, con el fin de observar sus “paradas escultóricas”. La canción se titula “Per Fidias”.

El mismo Habbi, aprovechando las tablas, fierros  y cuerdas sobrantes de la embarcación del Czar, ha construido una tabularpa de tamaño considerablemente mayor. De ella extrae sonidos (de uno en uno) mucho más profundos que los habituales, lo que produce el efecto, tan grato para el oído Gaeiumbari, de llenar aún más el espectro sonoro.

Por otra parte, señalaré también la curiosa costumbre que tienen de disfrazarse de animales para cantar en público. Pueden adoptar la apariencia de animales existentes, como el ratón, el conejo, el gato (contra el parecer del egipcio Amón Bla, que lo considera sagrado) o el hipogrifo; o bien inexistentes, como uno de su invención que denominan “pingüino”.

La última composición de éxito es una de Vladimir, donde demuestra el amor que aún siente por sus lejanas tierras. La canción se llama “Caló Rumano”.