Mensaje de Nuña en mi móvil. Me conmina a presentarme illico presto en sus aposentos. Acudo raudo. Ha visto las nuevas traducciones en el blog:
-Lo ves??!! ¡Hay por ahí un texto magnífico, con sintaxis tersa y verbo florido! ¿Un nuevo Cicerón! ¡Un Tito Livio! ¡Y a mí me han colocado esta mierda, que no hay por dónde cogerla, toda llena de torpes anacolutos, errores sintácticos, redundancias innobles y feroces solecismos! ¿Qué he hecho yo? ¿Qué he hecho?
Díjele, para calmarla, que no sería tanta la diferencia, que tal vez ella fuera demasiado exigente.
-¿Demasiado exigente yo? Anda, no digas gilipolleces y mira el original. Está encima de la mesa.
Acerquéme y advertí un pergamino amarillento cubierta por una capa de una sustancia viscosa.
-Disculpa, Nuña, pero aquí no hay nada escrito.
-Sí que hay. Y discúlpame tú: había olvidado que cada vez que veo uno de esos garrafales errores, escupo sobre el palimpsesto. Además, ando algo resfriada estos días.
Mañana viajaré a Lourdes, para traerle agua milagrosa. Entre tanto, me ha dejado otro trocito de traducción
La presa ha terminado por llenarse. Este hecho ha significado una auténtica revolución para los Gaieumbari: uno de ellos, N’Digna, el africano (que afirma haber atravesado el mar, desde Abila hasta Kalpe, en una lancha hecha de troncos de palmera) ha construido, con sus propias manos, una embarcación, con su velamen y su gobernalle. La ha denominado IV-LXX, suponemos que por el número de individuos que puede alojar. Suben a ella y se lían a dar vueltas por la presa, siempre bajo la dirección de N’Digna. El único problema parece ser la terminología abstrusa empleada por el capitán: orza, foque, botavara, términos de su invención que nadie más comprende. Así, cuando grita, por ejemplo, “cuidado con la botavara!!”, todos lo miran boquiabiertos para, con posterioridad, recibir un golpe en el costado. No obstante, no se desaniman, y planean hacerse a la mar.
Sus grandes cualidades como navegante han granjeado a N’Digna un enorme respeto por parte de los otros Gaeiumbari. Hasta el punto de que Vladimir, de origen eslavo, ha planteado llamarlo “Czar”, que parece ser, en su lejana tierra, un título nobiliario. Los demás se muestran de acuerdo, con la excepción del vascongado Joseba Rero, que prefiere llamarlo N’Dignakari.
6 comentarios:
Ya os lo dije:
un puñado de traducción núñica vale más que mil imágenes.
Es tal mi ansia de ver nuevas entradas que mórrome de ansiedad
mientras aparecen.
Voy a tener que ir a mi psicodiagnostista y exponérselo in situ hoc die.
Ven pronto e iluminado de Laeliand, digo de Lourdes.
Mañana consigo un arpa, ya os contaré.
Lo que ha provocado la justa ira de Nuña es saber que hay al menos un texto al que ha tenido acceso Barrowghs (como se puede comprobar en sus épicos relatos sobre luchas Ficáticas y burlas Priestiles) y que a ella le ha sido negado. Sus gritos de rabia se han oído en el Moncayo. Exige saber de dónde proceden. Me ha pedido tu teléfono y le he dicho, por tu seguridad, que no tienes.
De donde proceden las traducciones, no los gritos. Los gritos eran suyos.
Son cerca - circa - las 12 da noite.
Acabo de chegar y ya tengo una Olympus falmante de 8,2 pixels, os vais a enterar de los reportajes previstos,,jajjajaja,,se os vais a despatarrar las patas abajo.
Por lo visto el glob está triunfando allende las fronteras.
Tiene vida propia, nosotros somos meros aportes instrumentales.
La documentación se agolpa y es cada vez más contundente. Yo me flippo.
A ver, a ver,
Una vez confirmados los hechos fidélicos-hepáticos y una vez que estén ahondados en introitos sucesivos por expertos escribas, creo que acabaré esbozando el episodio crucial de rutura himenéica sucedido en el entorno de la presa titulado "Vimos un charco de sangre", pese a quien pese. Para algo ha de servir nuestra pasión godoyo-marillaca por la novela negra.
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