Cómo me emociona volver a ver estos dibujos! Los conocí en el salón de actos del Santa Eulalia. Estábamos ensayando la Cantata de Santa María de Iquique (obra que merecerá comentarios aparte), cuando llegó alguien (creo que se trataba de Ferrero). Blas y él estuvieron hablando y comentando textos y dibujos. Me hice con un ejemplar que desencuadernaba periódicamente para decorar mis habitaciones de estudiante. Al dejar cada piso (por falta de pago, normalmente) volvía a coger las hojas con grapas.
El libro estuvo en mi poder hasta que mi madre decidió enseñárselo a un amigo suyo, pintor aficionado. Ahí me quedé sin él. Sólo ahora me reaparece. Gracias, Blaki.
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