El 4/4 de Javi el Helmántico.
Si bien su método de puesta en marcha era, cuando menos, discutible (alguna vez su propietario me hizo empujar con el freno de mano echado), nos proporcionó no pocos momentos de gozo. Nos condujo, imperturbable, a Salamanca, donde Silvio nos cantó “Son desangrado” y Pablo “Mírame bien”. Juntos cantaron “Yolanda”, que inmortalizaría Carpincho, con la segunda voz del Humanes.
En ese viaje, me reencontré con Ana Agustín, de Ávila, que no he vuelto a ver, y que, por entonces, andaba cantando con Fidel Priest. Me regaló un Pinocho que extravié en nuestra precipitada huida de Santa Luisa de Marillac. Hace unos días, en Roma, vi Pinochos como ése. Decidí no comprar ninguno, no sería lo mismo.
Un beso gigante.
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