Cuasi superadas o al menos estables las ziricutancias o zicutancias (como decía Blaki y diría Paco) que me han tenido alejado deste amado Glob, me reincorporo tímido, despacito, pues uno parece como perder el hilo cuando se aleja. Ariadna me ha prestado un cabo y lo retomo cual clavo ardiendo para intentar el reenganche. Lo que pasa es que son muchos los frentes abiertos y no sé por dónde empezar.
Tras el atracón de música francesa y brasileira hemos vuelto a la infancia, que Paco etiqueta Prehistoria, y no sé si ya a estas alturas deberíamos llamar Precavecania, la etapa previa al 75 d.C., fecha clave tablajamonera, cuando todavía no habíamos iniciado andanzas conjuntas ni conocíamos a nuestros ídolos musicales, sino a otros que también tuvieron su importancia.
Recuerdo a La Pandilla, cuyo Capitán de madera, de letra enumerativa y un tanto surrealista me sabía de memoria: “Mis zapatillas coloradas, dos bufandas y una rana, un aro blanco y caramelos sin chupar… Zambomba, pandereta, cascabeel sombrero de mi abuelo, y un perrito que cante el Achilipú, …” Mis primos de Madrid conocían a dos de los componentes del grupo, y por ello se daban un pisto que pa qué.
Decía en un comentario que en mi descendencia no había cuajado demasiado la música de los Chiripitifláuticos, e imagino que como serie ahora no serían competencia para los canales Disney ni otros similares. Todo tiene su momento, y el nuestro pasó, aunque lo estemos recuperando ahora con cierta añoralgia (añoranza + nostalgia), como dirían Les Luthiers.
En lo musical afloran también los recuerdos de Eurovisión. Paco hablaba de listados en una revista para anotar los resultados. Yo los hacía ex profeso, en un folio cuadriculado, con los países por orden de actuación y casillas para puntuar toda la familia. Luego comparaba nuestras votaciones con los resultados reales, y podían comprobarse las notables diferencias. Siendo muy pequeño veía el festival con mis padres, en la cama de matrimonio, en una pequeña tele que tenían en el dormitorio. Inolvideibol. La nómina de los temas que recordamos en su época de apogeo seguro que es extensísima, aunque luego cayera en una lenta y merecida decadencia, sólo recuperada en emoción cuando Rosa cantuvo lo del “Iurops livin a celebreision”, que si no ganó entonces ya será imposible. La verdad es que ni falta que hace.
La lista de Paco con recuerdos de nuestra infancia es fantástica, muy extensa y evocadora. La suscribo de pleno, aunque claro, adaptada a Mérida y no a Milialejo. Yo he sido muy televisivo, y quizás en el listado sí caben algunas series más de televisión como La casa del reloj, Perdidos en el espacio, los Thunderbirds, Los Supersónicos, Jim West, los Payasos de la tele, el “Vamos a la cama” de la Familia Telerín, animales como Furia, Skippy o Flipper y, quizá ya más talluditos, aunque mezclo fechas, llegarían Heidi y Marco, Los teleñecos, Pippi, Mazinger Z, Kung Fu y de jovencitos las series con música hortera de Guido y Maurizio de Ángelis, como Sandokán u Orzowei, na na na na, na na na na, na na na na na.
Cada una de ellas y otras tantas darían para introitos, “in-trío-tos”, propios. No tengo tiempo de buscar imágenes, aunque quedarían chulas.
Hay más, mucho más, por ejemplo hablar de juguetes. Mañana si puedo sigo con la hebra añorálgica.
domingo, 23 de noviembre de 2008
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5 comentarios:
Añoralgias la cantaba yo con un colega
¿La de Los Luthiers? ¿de veras? No sabía que la conocías. Eso no te lo he oído yo.
Llegarán más comentarios a estos introitos cuando nuestro niño Blaki vuelva, seguro.
Era con Pepín, compañero en la Orquestina del Fabirol. Cantábamos ésa y otra del mismo disco, que se me ha olvidao completamente. Recuerdo que era como medieval y hacía un canon cachondísimo
Y al anochecer llueven meteo riiiitos
Questao mirando: se llama "una canción regia". También cantábamos "Sólo necesitamos". Toas del mismo disco
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