Puesto que de la Charca hablamos, se hace imperiosa la necesidad de citar el Dyane 6 de Fernando. Coche de colosal aforo: teniendo la precaución de abrir la capota, llegó a desplazar, sin quebranto substancial, catorce o quince vertebrados por viaje. El único asiento individual era, por razones obvias, el del conductor. En una ocasión, Antonio Humanes dio en opinar que el exceso de peso aconsejaba hacer banda en las curvas. Convenciónos de la veracidad de sus planteamientos, apoyándose en buena parte de las leyes de la cinética, por lo que en el siguiente viraje poco faltó para que consiguiéramos volcar. La pericia del auriga y el carácter bravío de la montura sortearon la calamidad.
Sería deseable que alguien subiera una foto del auténtico coche del Sardiña.
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