De oca a paloma
Hay que superar el miedo al picoteo para introducirse uno en un gallinero y llenar la cesta de mimbre que me ha proporcionado la señá Ignacia. Previamente, he calmado a las gallináceas con unas suculentas mondas de melón y maíz.
Por ser fin de año, Vito, el guarda, nos ha invitado a su chozo a tomar unos polvorones con anís hechos en El Carrascalejo.
Hace dos docenas de años hoy, se repitió la misma cita.
El chozo estaba a tres carreras de mula del cortijo. En aquella ocasión, Ignacia afanóse en mostrarnos una foto en la que aparecía su hijita saludando al Rey Ubú. Vito rellenaba una y otra vez los vasos de pitarra acompañados de tapas de paté de oca y pastel de liebre con huevo hilvanado, no hilado.
Al calor de los leños, los chistes y las risas se expandían por la dehesa como música procedente del hexágono invernal de las estrellas.
viernes, 25 de julio de 2008
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