Pendón

“Pido pendón” cual Antonio Orozco Orondo pidiendo pendón. Pero no tengo pendón de Dior. Soy un pendón desorejao cos he dejao tirao-s. “Degüérveme la vía”, imploraba el presunto plastacantante de forma incesante. Yo imploro vueso pendón por tan laaaarga ausencia.

He comprobado que fue el 8 de septiembre la última vez que comentuve algo nesta tabula nuesa. Agobios currolaborales inmensos e intensos me impidieron acudir a la cita durante un tiempo. Luego… es questao malito. Qué malo, por Dior. Nueso Paco narraba de forma inconmensurabile sus peripecia con los connetes nasales. Yostao gordo, digo sordo, bueno, las dos cosas, pero la segunda era una novedad. Nesas fechas me quedé sordo del oído derecho y parte del izquierdo, iniciando un periplo médico en el que nunca pensé que podía aprender tantos palabros y conceptos nuevos: que si otitis serosa, mucosa gelatinosa, ventilación costosa, miringotomía dolorosa, aspiración del abua del oído medio sin miedo, trompa deustaquio taponada... ¿A que las imágenes dan grima?

Creía que no volvería a escuchar bien al Serrat, al Silvio, al Pablo, a los brasileiros, a Bucéfalo o Maut y tántatos y tánatos ídolos idolatrados, cual hijo Sisí. Parece que la obstrucción, como la construcción, remite, y recupero la Oreja de Van Gogh, o el Sueño de Morfeo, que por cierto suena mucho peor que La Lira de Orfeo Negro. (Dícese por ahí que la Oreja de Van Gogh eran los hermanos bastardos de Mecano, y los del Sueño de Morfeo los hijos putativos de la Oreja, y así sucesivamente, empeorando sin límite…) Bueno, regreso que me pierdo.

Y todo eso en paralelo con dolencia piernil y patosa también de mucho médico, mucha incertidumbre y mucho palabro nuevo que obvio introducir. Un penoso deambular entre batas blancas, análisis y tratamientos de los que voy saliendo sólo poco a poco, pero voy saliendo. Por lo menos yaoigo mientras vodafoneo por telefónica con una camisa orange.

Los agobios fueron tales quel enganche tabular se macía un imposible, y me dio un yuyu escapista que se ha prolongado hasta ahora. Sométome de rodillas al juicio del cónclave supremo cavecano solicitando indulgencia plenaria o temporal por la pena cometida. Sadmiten insultos y reproches bien merecidos. En mi disculpa diré calmenos os deseé una simpsoniana Navidad llena de felicidad, bondad, caridad, igualdad, prosperidad, fraternidad, amabilidad, sensibilidad, puntualidad, espontaneidad, estabilidad, rentabilidad y bienestad.

He revisado los introitos desde mi ausente ausencia con absenta y he disfrutado mucho con las numerosas mnavegancias por aguas procelosas de Peer y Cía, bajo cumulonimbos atormentados y bóvedas molineras con ecos paleoxnos, protegidos siempre por San Gullío, patrón de los tragaldabas, y San Atorio, Santo Varón protector de los kajakistas accidentados. He visto cosas que ni siquiera imagináis, como una mediatabla de queso tuneada, una lira apolínea, un otto rino sisino, chorizo rojo masón extra-tosférico e incluso alusiones a Estífen Kin. Seguís en plena forma, y lamento no haber sido partícipe de tan genuina inflación creativa. Eso sí, sabéis que sus quiero.

El gran Pepe da Rosa, terminaba sus “cosas” diciendo algo que ahora hago mío, y era más o menos así:
“Finaliza este rollo por hooy,
muchas gracias por haberme oíido,
ya me voy, ya me voy, ya me vooy,
ya me voy, ya me voy, ya me vooy,
ya me voy, ya me voy, … ya me he iido.”