Serrat al Teatre

No tenía pensado meter entrada ahora, porque ando especialmente ocupado, pero al comprobar questa tabula nuesa llevaba algunos días sin el ritmo frenético impuesto por Blaki, me lanzo a un improvisado y brevintroito testimonial del gran evento acaecido hace pocas fechas.

El gran Joan Manuel actuaba en el marco incomparable para presentar su espectáculo "Hijo de la luz y de la sombra", dedicado a Miguel Hernández en su aniversario.

Fue un concierto valiente, de carácter monográfico, pues todos los temas pertenecían a los dos discos que Serrat ha dedicado al gran poeta de Orihuela. Ya avisó al principio que no iba a hacer concesiones a grandes éxitos ni discos dedicados; eso lo dejaría para una futura ocasión (se comprometió a ello con ironía, aunque todos sabemos que no lo va a cumplir), pero éste era un concierto cerrado, y de ahí que elogie su valentía, ya que de haberse salido un poco del mismo habría podido meterse la gente en el bolsillo y cosechar un éxito fácil, y no lo hizo.

La cosa era un poco arriesgada, pues el último disco no es demasiado bueno, la gente apenas lo conoce, y a veces cuesta un poco tragar con él. Temas como La palmera levantina y algunos otros son francamente pobres, aunque por su ritmillo le fueran bien en la estructura del concierto. Hay otras canciones prescindibles, y sólo una minoría que están a la altura del primer disco. Solventó las carencias con unos magníficos interludios recitados, que elevaron el nivel.

Entre las parejas que asistimos discutimos bastante sobre la calidad del concierto. Yo valoro la seriedad de la propuesta, como digo, pero no soy tan incondicional como para asumir que esté de voz como nunca (como decían algunos), pues no es así. Los años no pasan en balde, la voz está más quebrada y aunque se defendió, le falta fiato y algo de fuelle. Tampoco me gustan los arreglos del Ricard Miralles, que suenan casi siempre igual. Bien los vídeos de fondo, en general, y a destacar las intervenciones de la ñigoñiguista, que sí estuvo a la altura (creo que es la primera vez que el Nano lleva una moza en su grupo). Mi problema radica más en que todo resultó algo frío, no transmitía emoción, o al menos yo no la sentí. Recuerdo haber llorado de emoción hasta límites vergonzosos durante buena parte del "Serrat sinfónico" al que asistí en Cáceres hace algunos años, que fue una pasada. De todas formas, aquello no fue normal, debía tener yo un día muy sensible y ahora no era el caso. El concierto con Sabina "Dos pájaros de un tiro" también dio mucho más juego que éste, pero insisto, son cosas distintas.

Con todo, el personal estuvo entregado y aplaudió a rabiar, como siempre. El teatro estaba lleno a reventar, a pesar del elevadísimo precio de las entradas (40 euros, más comisiones de entre 2 y 3,5 de los buhtos intermediarios) y la pésima organización. Algunos datos: las entradas no iban numeradas, no estaban los cojines que ponen habitualmente en las actuaciones del festival de teatro clásico, y por último en las entradas se anunciaba que el concierto era a las 10 y las puertas se abrirían a partir de las 8. Pues no abrieron hasta las 9,30, con el inmenso cabreo de los que madrugaron para hacer cola, que podían haber estado tranquilamente ocupando sentados sus localidades desde mucho tiempo antes. A los que llegamos desde fuera y nos lo tomamos con más calma, nos tocó andar hasta una eterna cola que rodeaba el teatro llegando al campo de fútbol. Notas ejemplares también las hubo, por ejemplo comprobar cómo Fernández da la Vara se chupó toda la cola cerca de nosotros desde muy muy atrás.

Bueno, una enésima ocasión de disfrutar de uno de los grandes, que sigue al pie del cañón. Tengo ganas de volver a escuchar en directo al otro grande, a Silvio, pero tendré que estar atento a la próxima gira. Y eso a pesar de que el último disco tampoco está a la altura habitual. Qué se le va a hacer. Todo se andará.