Comentarintroito musicaloide evocacional

Una nueva figura, inesperada, que se me ha ocurrido sobre la marcha. Iba a meter comentario en la entrada de Forestier, pero me empezaban a surgir tantas cosas que me he dicho a mí mehmo: - ¿y si lo subo a intro? Y me he contestado: - Pues bueno, súbelo. Así que tras larga discusión me he acabado convenciendo y aquístoy.

No sé si Paco sabe esto, supongo que se lo contaría en su momento, pero conocí la música del máximo forastero cuidador de bosques cuando tenía 17 añitos. Me fui algo más de un mes en el verano a París para recibir clases en l´Alliance Française por las mañanas, comía en el restaurante universitario y por las tardes tenía el tiempo libre para visitar la ciudad, monumento a monumento, museo a museo, aunque la última semana solía repetir y me iba al Centre Georges Pompidou, que era entonces el sumum de las novedades.

En la Place de Beaubourg pasaba un buen rato viendo las actuaciones de músicos, mimos, magos y otros especímenes que daban allí espectáculos de calidad. En el interior estaba el Museo de Arte Moderno, en el que flipaba ya con muchas de las obras. Pero el gran aliciente eran los vídeos. Por entonces no había vídeos en España, yo al menos no los conocía, y menos disponibles en lugares públicos, y de calidad. Allí ví reportajes de artistas y pasé una tarde entera viendo una grabación en directo de Darío Fo interpretando en italiano Il mistero bufo. Apenas nadie lo conocía aquí. Alucinaba con aquel tipo, que vestido de negro, solo en el escenario, durante unas dos horas, parodiaba pasajes de la Biblia y los Evangelios con una irreverencia y un sentido del humor increíble. Cuando a la vuelta a España contaba esas cosas el personal creo que me veía como un bicho raro. Y posiblemente era cierto. Pero que me quiten lo bailao.

Sabía yo que me acabaría enrrollando en demasía y derivando por ahí. Voy al grano. Durante ese viaje me quedaba en casa de una familia amiga, que vivían en una zona residencial en la banlieue, a las afueras de París, a donde iba en tren para cenar y dormir. Pues bien, la hija mayor tenía entre sus discos uno del Maxime Le Fox Terrier, como genialmente lo ha rebautizado nuestro Blaki. A ella le encantaba y se sabía todos los temas. No sé cuándo empezó a sacar discos este tipo, pero ella sólo tenía uno, que devoraba con fruición. Lo escuché varias veces y me gustaba, aunque quizás entonces no supe valorarlo suficientemente. En España no se editaban discos suyos, así que acabó relegado al olvido durante años.

Eso sí, el tema de La educación del semental lo tocaba Paco de vez en cuando con la tabularpa, bueno en algunas rachas más que de vez en cuando, pues le gustaba mucho y no perdía ocasión para encasquetarlo. Era como lo de los acordes iniciales de Blackbird, queran también marca de la casa.

En mi incorporación durante este último año a las posibilidades del transporte equino, las capturas musicales han sido de lo más amplio y variado (recuerdo haber mostrado mi alborozo al encontrar una carpeta con unos 200 temas inéditos de Silvio, que aún en gran medida no he podido escuchar), y entre ellas ha estado la localización de discos del Guardabosques forastero, que tengo en la reserva, como tánatas y tánatas otras cosas, para ir recuperándolas poco a poco.

No sé si ya entonces me llamó la atención, pero al menos sí ahora, la introducción de pasajes de corte clásico en los temas. Aparecen en Mon frère y en la preferida de Paco, que es como una fuga de Bach o al menos lejanamente lo parece. El tema del malabarista está muy bien. La música del último es algo más pesadita, aunque la letra es buena, y la tenemos traducida al phalbe popular, lo qués todo un lujo. El compi de la guitamarra hace unas florituras manuales muy aparentes.

En definitiva, toda una recuperación, que me recuerda a mis Minutos musicales, y está llena de evocaciones, como podéis comprobar. Grapcias, Paco.