vamos coño, animaros

que eso de ir a ver el tour no es tan malo, que hay chicas monas y ha ido hasta el Borat.

Como os decía en el glob d'al lao hace un tiempo, eso del deporte no estaba muy bien visto por los 70-80 en los ambientes progresistas y si no era así, lo retiro. El caso es que en Cá Blaki de Salamanca, allá por julio del 87, tuve que encerrarme en una habitación pa escuchar a escondidas el ataque del gran Perico al pérfido Roche, que llegó afixiado a la meta, pero aguantó pa birlarnos el maillot amarillo en la contrarreloj y luego regalárselo al Papa, como buen irlandés. Después, con Indurain, se olvidaron todos los prejuicios y por poco se cargan las siestas de verano.

lo que no sé es como quedarán las montañas después de cada etapa