jueves, 4 de septiembre de 2008

Soyobré, soyobreropampino

Se me aviva el recuerdo de la iluminación en la Cantata. Predominaban los ocres. Cuando Moisés decía “un cepo en que fijaban al obrero”, en el palco había un actor ensangrentado (con maquillaje, que no éramos tan bestias), iluminado por lo que podríamos llamar una luz genital (desde abajo). En el momento de la matanza, había luces blancas intermitentes. Después, cantábamos la elegía al Ché, de los Quilapayunes, y Yayi se arrancaba con lo de “un niño juega en la escuela Santa María”.



El obrero pampino lo cantaba, de cojón de mico, el Andrés. Esa pieza fue la que a él y a mí nos produjo el atasco, (vid La Cantata, Segunda)no había güebos a encontrar los acordes. Muddy y Goliard la sacaron. Goliard y yo hacíamos un rasgueo parecido al de aquí. Blaki tiraba más de muñeca, dando más potencia a los bajos. El resultado era muy compacto.

No hay comentarios: