sábado, 4 de octubre de 2008

Sobre las pesquisas cavecanianas

Debido a su alejamiento de estas tierras lusitanas, quizá el por otra parte bien cultivado Paco Bloguino desconozca que en la capital emeritense se instalaron hace unos años dos esculturas monumentales del gran artista Rufino Mesa (Valle de Santa Ana, Extremadura, 1948). Una pertenece a la serie Señales en la piel, y se encuentra instalada en las proximidades del teatro y el anfiteatro. Mesa también es el autor del gigantesco montaje Las siete sillas ubicado en la ribera del Guadiana en 2001. Es una suerte de biblioteca de bronce encastrada en 7 bloques verticales de piedra.
Pues bien, este escultor, amigo también de las performances y el land art, intervino en Mérida en otras ocasiones, vinculadas a sus series Cultura de restos y Ocultaciones. Ahí cabe situar una performance del año 90 en el yacimiento romano de Morería, donde enterró entre las ruinas un recipiente con algunos objetos, y creo recordar que algo parecido hizo en el entorno de la muralla de Proserpina. El contenido del recipiente pretendía ser secreto, y de hecho era desconocido hasta ahora, pero tras conocer las pesquisas indagatorias de Paco empiezo a atisbar posibilidades sobre el mismo. ¿Podría proceder de dicha acción el palimpsesto en latín encontrado y cuya traducción esperamos impacientes? De ser así, ¿no podríamos estar ante un fraude arqueológico de considerables dimensiones? Quiero pensar que no, y no dudo de la fiabilidad de las fuentes pollináceas. Bastaría con preguntar a su amiga e insigne latinista el origen del descubrimiento y despejar así las oscuras dudas que me invaden. Confirmar los orígenes cavecanianos a partir de la tribu de los gaieumbari puede suponer una revolución histórica de tal calibre que merece esta simple comprobación. Una vez refrendada la autenticidad del documento podremos asistir, espero, a la resolución de esta misteriosa historia. La impaciencia me embarga, y Hacienda también.

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