jueves, 17 de enero de 2013

2222 Litogrifos de Blas Barroso


Llevaba varios meses royendo la idea, madurándula y dándole figuración y pautadas premisas.
El Litogrifo, textualmente, es la plasmación pétrea , quasi-fósil de un mito cavecano.
Ésta es su  intrahistoria.
Habría que remontarse a más de una docena de mnavegâmçias para que ocurriera el hecho referencial y fundacional de la nueva manifestación artística que ahora investigamos e investimos de un halo mágico.

Al tocar costa en las corrientes ánicas de la Fuente del Gozne, intenté aproximar la nao escorándola por  babor, como acostumbro, para que sea la mano izquierda quien pince cualquier asidero  para asegurar la evacuación.
Un enorme canto rodado del tamaño de un balón de básquet chocaba con el casco impidiendo la maniobra.
No hubo más tutía que mojarse los pinreles  tras múltiples intentos de sustraerla de profundis, pues su peso y su textura refaliza, sin puntos de apoyo externos, hacían vano el intento.
Una vez amarrada la embarcación intereséme por el pedrusco, que extraí de la orilla no sin dificultad.
Comtemplé sus bellas redondeces, su compacidad,  los colores pelanganares de la pátina de los años.
Generalmente, mi vista se clava en la vicción del paso del torrente entre los pequeños guijarros, auscultando la presencia del vil metal en la polvorilla mineral, cribando cada miligramo en un constante ir y venir de fotogramas cambiantes.
Ahora era la masa pétrea misma, su condensación molecular y su pulida dermis lo que tan poderosamente me imantaba.
Mas devino el sacrilegio.
Tras zamparme el escaso excmo. Avituallamiento inicié los preparativos del descenso canoístico pal pueblo.
De manera inconsciente así la hermosa piedra resbaladiza y la lancé a un pedregal que tras el desborde ridal del mes pasado se había formado anónde otrora yerguíase la acacia de tres espinos centenaria, que agora vagará por el océano.
Un sonoro chasquido, afinado en 4,43 megahertzios dio paso a una partición de bloque en dos mitades perfectas, simétricas, no ya hechas con tiroliñas sino superando a la más afilada radial.
Contemplé cada una de las partes.
El Lorenzo novembrino, muy apagado y nibúlico, dejaba entrever los haces de luz de las miles de partículas minerales en una conjunción de lentejuelas y candilejas nanomoleculares.
Maravillado ante visión tamaña, ante el lienzo mineral no dejaba de sentir cierta pena, abatimiento, remordimiento por haber destruido la compacidad del bloque arcano.
¿Cuántos millones de años se necesitaron para su formación?
¿Consolaba el hecho de saber que en el lecho ridal y en sus enredeores hubieran miles de rollos similares?
Súbitamente ocurrióseme portearla a la nao, depositarla en el tambucho de popa y trasladarla a Palangar del Sitj, mas su peso y tamaño lo hacían impracticable so pena de naufragio.
Era más sencillo traer en la mnav. Siguiente el papel artesano, tintas calcográficas, tarlatanas, etc. Y realizar in situ la impronta gráfica de la superficie mineral.
Ahí nace el concepto de Litogrifo y su sentido pristino  protomartiral.

Diferencias sustanciales entre el Siñograma y el Litogrifo de B. Barrowghs:
Si al SIÑOGRAMA ( 3333 siñogramas) lo catalogamos como la imagen pictogramática cerebral de un hecho real o ficticio, automática o calculada, realizada generalmente en dina 4 en soporte rectangular, ajustándose a los parámetros del scanner cuya imagen nace de la propia inexistencia de daguerro,  de la necesidad de  visualizar el tas de un acontecer cavecano, de un viaje, un encuentro, una mnav, en suma.
El concepto de LITOGRIFO ( 2222) se amplía y desarrolla desde su primigenio carácter mineral a derivaciones  naturales o industriales.

La estampa que impresiona el Litogrifo la gesta el pigmento estampado via fricción, martilleado, abrasión, entamponado de los diversos materiales, derivando éstos desde el capricho natural en roca hasta planchas metálicas y no tan nuevos materiales como la madera, policarbonatos, plásticos , cauchos y gomas vulcanizadas.

No hay comentarios: