Mnavegâmçia 207 - Bubbles in Anas Rido denuó

Lo dicho.
Extendí solicitudes y celularismos zapatofónicos pero el axioma pollenzzano sobre la solateridad de la ventura siragüera aparecíame en cerebelo, negro y blanco sobre gris, muy nítidamente, como escritura maestrâmçica en pizarrín präollar.

Recordemos por un instante el final de la conversación con Pack Pollenzzano, ayezno matina, venturoso desde los límites árticos de la Cavecania Periagnual.

Sobre mi procupânçia de no dïr solo pahí con la siragua tranquilizóme con el siguiente aserto:-"Pos te vas tú solo... ¿No es ese un deporte de solitarios?"

Cuanto menos se deje a improvisación en los preparativos de una mnavegâmçia, midl-lhior que midl-lhior, como pronunciaban los pastores del Rincón de Ballesteros, en la via de la balata (al-maridí) hacia la Morbación más absolutista.
Enjuagué la cantimplora verde de caza, la metí en el saco estanco.
La navaja Opinel, una muda completa, los permisos y el chaleco en el tambucho.
Las cinchas, el gorro verde fosforito.
La Holly-MPU.
El celular.
Cuando inicio ignición habuática me doy cuen que no me trajidol celular.
18,23 H del webbe xánato y ya estoy en el Anas.
Hace unos 10 minutos he visto quíban pa aderriba 4 o 5 siraguistas sportivos.
Lorenzo luce espectacular despidiéndose de Março de Habuas.
Asoman cúmulos y nimbos pola Sierra da Rodl-lho, lentos y conpactos, como quelonios ancestrales de La Humidifista Cavecania Peninsular.
Cuando paleo en dirección a los delfines del K1, k2, C1, C2 , rumbo sureste, al otear el entroncamento del Guadianilla con el Grand Anas me percato que estoy solo en el habua, al menos hasta ondecognio yá abarca la vista.
Páije que los deportistas ya san salío vía embarcadero.
Como venía siendo habitual, yo había zarpado tomando la vía terraplénica.
Las sensaciones dentro de la não eran la "mar" de placenteras.
El solito calentando el cogote.
Me remangué, pos llevaba un niki de manga larga.
El habua ánica estaba no tan amarrón como en la mnav. 206, propiciatoria de una hipotermia centenaria, sino de un ocre-siena-bistre de carácteres translúcidos.

En ésa ocasión l,habua era un batido de barro, cañadules, peces, ovas, limos que diegaba a extremos de areia moviliza, como dijiéramos de chikenlíteles.
Ahora estaba oscura, no puré ni sucia.
Cuando hube recorrido unas doce millas de remonte eché el ancla para situarme.
-Biá chuna afoto, me dije.
Saco la daguerrotipadora del saco a saco, con voluptuosidad de cosaco.
Me lio a disparar y compruebo que no jirga ni patrás.
Me lo temía.
Estaba sin tarjeta de memoria.
Me cagué en la marde que parió a Panete.
- Cáuen là - consoléme. Biá charla onqui sea con el budo móvil.
Cádigo en la cuenta que me venío sin él. Me cago otra B en Shóx cincuenta mil midiones y polillones de Bezes.
Por otra parte, y tras tánato tiénepo sin palear más me valía no distrallerme.
A causa del cirro antes citado la sombra se ciñe en toa la scaena de maniera transistoria.
Las gotas que han empapado el niki a la altura de los hombros son como yelo très pilé de la novela "Relor dum sérèio" op. cit. en la dermis del suscrito a la Tabla.
Soy consciente de que no poseo medio de testimoniar gráficamente la mnav. y me lanzo rumbo suroeste, dirección atlántica a toa máquina.
Paso otra vez por un campamento cái de pescadores y otros más que sen cuentran cerca del chiringuitol Yuyu.
Ya estoy bajol Fernández Casado Zegmento Gate.
Me digo, sin vanagloria:
- a B si viera a alguien que me coñezca y maga una buda afoto.
No hay muchia peña que digamos.
De los que veo haciendo jogging no coñesco a Sodio.
Unos adolescentes juegan el El Árbol del Ajorcão, en la orilla frente a la Isla Garçidl-lhia.
Una niñata grita en plan Yáñez Pinzón.
-"Mirad, mirad, una piragua...", alerta a los demás.
-Hála, qué forzudo - exclama otra.
Lléname de coraje ésto último y con ahínco e incapié me dispongo a atravesar el puente romano por el arco romano más próximo a la restauración de Wellington.
Si no la del Güelintón, la de la crecida del nomacuerdo si dell XVIII o XIX que lo volvió a descuajaringar.
A lo que voy.
Hay en el pretil jénete por un tubo, turlistas, lugareños que vienen y van del cetro al polígamo.
Alguno dispara un flash no se si amí o a una garcila boyera.
Yo adusto e impasible en mi siraguación solo voy follão saliendo de un remolino y un súbito aventamiento sous le point.
Ya diviso el Lusitania de Calatrava.
Los último rayos lorenzzistas alcanzan mis hombros y el pulgar izquierdo, que lo llevo congelado desde hace 16 millas mnáuticas tabulares y enfilo a su mega-arco menumental zegmento-aceral.

Una molestia en la zona renal izquierda me trae mártir y de vez en cuando paleo casi en tendido supino.
Supino y de súbito la pala derecha choca contra un objeto de gran dureza y de gran tamaño, pues toqué piedra con remo hasta en cuatro ocasiones.
Reaccioné y viré a babor.
Acojonéme en demasía.
Nunca en ésa ruta, casi Vicente Nariamente recorrida, había topado con esa masa pétrea e incóñita.
¿Qué conio sería? Uffff... cácojono mentró de golpe.
Olvidé los dolores renales y la semicongelación digital y situéme frente al novísimo puente, encarándolo como pizpireto a morlaco cretense ( ver "Toronão")
El viento mecía la dermis ánica en un vaivén arrodillador.
Seguro que la luz crepuscular a mis espaldas era maravigliosa o marialbellota pero no diebaba daguerrotipadora.
Antes de tomar el canal del Guadianilla camino Palangar en un islote próximo se agrupaban ocas y gansos en cantidades industriales.
¿Sería una fábrega de patés, dijal Berti clandestino...?
La prudencia marcó el final de la singladura.
Una B en Puerto Palangárico vestime con ropa seca para Ne bis in idem, que latinajeara Óscar Almeida.
En resumen:
Mú, mu, mu mu mu buenas sensaciones tras el largo periodo de inactividad rémula, roma en acción directa sobre la Natureça.
Las piedras con las que me topé tras sortear el puente romano, que antes de los aluviones , no estaban, de tóac, tóax, fijo, pamí que son sillares sueltos que los hay a cascaporro sumergidos y que de la caña que trajibal Anas y el Matachel san ido buceando dum sitio pa otro.
Si no me diera canguelo, en la próscima mnav, me diebo una cámara subacuática - caún no posello - y lar gafas de buzo polo menos para constatar esta hipótesis.
Una cosa sí es cierta, al menos al tacto remil:
Era una gran superficie tallada, no era roquedal picudo ni calcita habuosa, era granito tallado.
Por el tacto remil lo presiento.

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