Fotos gentileza de Ángeles y Caste remitidas por Habbo.
sábado, 30 de mayo de 2009
viernes, 29 de mayo de 2009
Periplo de Sher Vleyddïh por As Olissípicas
PERIPLANÇIA I
Recoloqué la alarma del nuevo celular.
Lustros ha que no madrugaba tali modo.
Ni siquiera reparé en las diferencias horarias.
Sólo me guiaba la voluntad de cumplir el contrato chaabi-almaridï en tierras lusas y volver intacto a Mãrida.
Madrugón con el musculamen dolorido, para eso tánto remar y remar.
Las vértebras lumbares gritaban ante la posibilidad de cuatro o cinco horas de volante.
A mi izquierda como un rinoceronte postrado se recortaba sutilmente la silueta de la Sierra de Arroyo.
Diené el depósito de 95 sin chumbo, pos en la provincia anexa a la Cavecania de Olissipo aún resultaba de más alto coste tanto en maravedíes como en dinares.
Fume mi último cheste y las vegas bajas iban perdéndosi en el retrovisor
apenas esbozadas.
De cuando en cuando aparecían en la cuneta hermosas flores esféricas del ajo.
-Dejémos ahora el ramillete, me convencía para no ir parando cada kilómetro y demorar así la marcha.
Mientras la furbona devoraba millas en silencio parcial, sólo cercenado por el traqueteo de la puerta trasera cerrada a presión me daba la sensación que mis pasos hacia la mítica Olissipo ya estaban descritos en mi relato de juventud El menhir de cuarzo.
Ni una sóla carrinha, ni una singular Rieju de campesino se cruzaban por la autoestrada.
Ésa madrugada no había café y un nescuit sin madalena o sobao ocupaba mi estórgamo.
La mezcla de ello con el segundo cheste atacó mis vísceras merecidamente.
Aún no había amanecido y las tripas ya coreban el Agora Fame de Sher Vleyddï.
No hallaba posadas o bares para restablecerme, sólo una luenga carretera llena de niebla se aparecía ante la luna sucia de la furbona o hurgona, mi yegua Fedusa o Forgona.
Niebla de mayo, espesa como el nescuí tabacado.
Un cuervo o grajo daba el topetazo contra la parte de la luneta perteneciente al inexistente copiloto. Muerte temprana.
Recapacité y no quise ser agorero.
Quizá fuera un gurriato o un elanio azul.
Por lo peligroso del camino no pude parar para ver el estropicio.
Al fin se divisaban unas luces de motel.
Todas las endorfinas se alineaban en attendant lo mejmo:
Unas suculentas torradas con mantenga y un galão reforzado tras un sorbo con dos bicas.
-Non ha turradas.
La negativa de la posadera enervóme sobremanera.
En su defecto elegí de la bandeja de pasteles una tartarela de hojaldre rellena de pollo.
Sabor salado.
Algo se me había quedado entre los mogollones interdentales.
Tratábase de un huesecillo aviar.
Pagué raudo y fuime.
Unas esculturas-collages de mármoles de Borba y Estremoz me dio justo tiempo de daguerrotipas desde el vehículo.
Atrás dejaba canteras interminables y cráteres circundados de montañas de pedruscos.
Por un momento vi a un miquel-angelo rebuscando su piedra filosofal entre los ripios.
Un tibio sol aparecía timidamente por mi espalda e iluminaba lomas lejanas y alcornocales a media distancia.
La niebla resurgía y todo lo borraba.
Tentado de rebuscar en la guantera la vetusta cinta pollínica de Guinga, la invisibilidad y el frio en la caravana fletada hasta las trancas hiciéronme desistir de édio.
Susurrémela interiormente para vencer el miedo ancestral a la niebla gris casi parda.
Lustros ha que no madrugaba tali modo.
Ni siquiera reparé en las diferencias horarias.
Sólo me guiaba la voluntad de cumplir el contrato chaabi-almaridï en tierras lusas y volver intacto a Mãrida.
Madrugón con el musculamen dolorido, para eso tánto remar y remar.
Las vértebras lumbares gritaban ante la posibilidad de cuatro o cinco horas de volante.
A mi izquierda como un rinoceronte postrado se recortaba sutilmente la silueta de la Sierra de Arroyo.
Diené el depósito de 95 sin chumbo, pos en la provincia anexa a la Cavecania de Olissipo aún resultaba de más alto coste tanto en maravedíes como en dinares.
Fume mi último cheste y las vegas bajas iban perdéndosi en el retrovisor
apenas esbozadas.
De cuando en cuando aparecían en la cuneta hermosas flores esféricas del ajo.
-Dejémos ahora el ramillete, me convencía para no ir parando cada kilómetro y demorar así la marcha.
Mientras la furbona devoraba millas en silencio parcial, sólo cercenado por el traqueteo de la puerta trasera cerrada a presión me daba la sensación que mis pasos hacia la mítica Olissipo ya estaban descritos en mi relato de juventud El menhir de cuarzo.
Ni una sóla carrinha, ni una singular Rieju de campesino se cruzaban por la autoestrada.
Ésa madrugada no había café y un nescuit sin madalena o sobao ocupaba mi estórgamo.
La mezcla de ello con el segundo cheste atacó mis vísceras merecidamente.
Aún no había amanecido y las tripas ya coreban el Agora Fame de Sher Vleyddï.
No hallaba posadas o bares para restablecerme, sólo una luenga carretera llena de niebla se aparecía ante la luna sucia de la furbona o hurgona, mi yegua Fedusa o Forgona.
Niebla de mayo, espesa como el nescuí tabacado.
Un cuervo o grajo daba el topetazo contra la parte de la luneta perteneciente al inexistente copiloto. Muerte temprana.
Recapacité y no quise ser agorero.
Quizá fuera un gurriato o un elanio azul.
Por lo peligroso del camino no pude parar para ver el estropicio.
Al fin se divisaban unas luces de motel.
Todas las endorfinas se alineaban en attendant lo mejmo:
Unas suculentas torradas con mantenga y un galão reforzado tras un sorbo con dos bicas.
-Non ha turradas.
La negativa de la posadera enervóme sobremanera.
En su defecto elegí de la bandeja de pasteles una tartarela de hojaldre rellena de pollo.
Sabor salado.
Algo se me había quedado entre los mogollones interdentales.
Tratábase de un huesecillo aviar.
Pagué raudo y fuime.
Unas esculturas-collages de mármoles de Borba y Estremoz me dio justo tiempo de daguerrotipas desde el vehículo.
Atrás dejaba canteras interminables y cráteres circundados de montañas de pedruscos.
Por un momento vi a un miquel-angelo rebuscando su piedra filosofal entre los ripios.
Un tibio sol aparecía timidamente por mi espalda e iluminaba lomas lejanas y alcornocales a media distancia.
La niebla resurgía y todo lo borraba.
Tentado de rebuscar en la guantera la vetusta cinta pollínica de Guinga, la invisibilidad y el frio en la caravana fletada hasta las trancas hiciéronme desistir de édio.
Susurrémela interiormente para vencer el miedo ancestral a la niebla gris casi parda.
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Periplançias I
Gema y Blaki en la Plaza - Fotos Mane
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Día del Liborio 09 x Mane
lunes, 25 de mayo de 2009
Del oro al barro - Láminas XXVI a XXXV
Nuevas laminaciones de Sher Vleyddï, anexas a la demo museística de la septimana pasada.
Como ha sido nuestro lema hasta la fecha:
"Ni un sólo cavo por atar"
Cualquier eventación o eventración gaievmbara tiene múltiples puntos de vista, que no falte la mano del hombre en cada acción cávica, siempre un peldaño porcima de Mpgs4, Flv,s o Avis.
Me decía una actriz onubense que su agüela aconsejóle en repetidas ocasiones:
-"A tí, que te toquen por aquí, por allí, por adequí o por adell-hí, pero tu flor, ésa flor, que nadie intente robártela"
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Del oro al barro
domingo, 24 de mayo de 2009
Bucéfalo en Quintana de la Serena - Arrasación
Foto cortesía de Anabel Murillo.
Abajo, fotos poquinas Olympus Blákica y Videos cachitos de Sony Dr Waxked
Abajo, fotos poquinas Olympus Blákica y Videos cachitos de Sony Dr Waxked
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Bucéfalo
sábado, 23 de mayo de 2009
Rusos y tó
Subo esto porque es el visitante más raro que he visto en la tabla
Chelyabinsk, Chelyabinsk, Russian Federation
También ha habido uno de Alaska.
Y los de Gúguel (Mountain View) que están por aquí a todas horas, a ver si somos malos. (Que lo mire Bird, que al Narro también le pasará. Es la IP Google (66.249.71.216). Se pasean por doquier.
Y un Kuwaití donde los culos.
Y peña de tol mundo a ver el tributo a Oscar y Adán.
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