Para salir un poco del bucle de los conciertos, doy un giro con humor y acudo a un lugar conocido. ¿Os acordáis de las “Dudas existenciales”? En la última entrega, nada menos que del 15 de abril de 2010 (sale la primera picando en la etiqueta "Humor"), dejé en la reserva algunas, porque tenía tantas seleccionadas que iban a ser demasiadas.
Ahora veo una oportunidad para rescatarlas y pasar un buen ratillo.
En el segundo libro de “No somos nadie”, Pablo Motos y su equipo en la radio, antes de la etapa del Hormiguero, incorporaban también una variante que llamaban MacGufis, en honor al Mac Guffin inventado por Hitchcock como elemento en la trama. También incluían preguntas con juegos de palabras, pero no siempre estaban muy logradas y era meterme en otros berenjenales.
Así que vuelvo con el apartado de las dudas, que es el que más me gusta. Algunas son realmente ingeniosas y de nuevo os invito a saborearlas despacito.
¿Por qué si la siesta es tan saludable nos levantamos de tan mala leche?
¿Por qué cuando nos vamos a comer una gominola, aunque sólo queramos chuparla al principio, siempre acabamos mordiéndola?
¿Por qué en los vasos de plástico el agua no sabe igual?
¿Por qué la gente le da pataditas a los neumáticos de tu coche nuevo?
¿Por qué los tíos nos sentimos orgullosos de cuando nos quitamos los calzoncillos, los lanzamos con el pie y los cogemos con la mano?
¿Por qué los ópticos llevan bata?
¿Por qué no marcan bien de una vez cuál es la parte de delante y la de detrás del pantalón del pijama?
¿Por qué siempre se atrasa el reloj de la cocina?
¿Por qué la gente, cuando chupa las cabezas de las gambas, dice: “Es lo más rico”, si saben que no es verdad?
¿Por qué todos los genios tienen el pelo alborotado?
¿Por qué la gente, cuando falla en el tenis, empieza a tocar las cuerdecitas, como si estuviera mal la raqueta?
¿Por qué es tan difícil distinguir un paragüero de una papelera?
¿Por qué los niños, cuando están en un sitio cerrado, no se quitan el abrigo a menos que se lo digas?
¿Por qué nadie tiene muy claro cómo se hace el cristal?
¿Por qué no hacen los chándals con bragueta?
¿Por qué cuando vamos a un museo solamente nos gustan los cuadros que ya conocemos?
¿Por qué las madres, cuando les regalas algo por Navidad, siempre dicen: “¿Para qué te has gastado el dinero”?
¿Por qué en las carreras de vallas puedes tirar las vallas y no pasa nada?
¿Por qué bailar de lejos no es bailar?
¿Por qué se meten tan profundos los pelos en las esponjas? ¿Cómo lo consiguen?
¿Por qué cuando nos lavamos las manos, cuanta más roña sale más gustito nos da?
¿Por qué jugando a los dardos las mujeres se creen con derecho a ponerse un poquito más cerca?
¿Por qué Luis cobos no saca otro disco? ¿Qué pasa, que se le ha roto el tambor?
¿Por qué meten bolas de pimienta en el salchichón? ¿No tienen otra forma de jodernos el bocata?
¿Por qué en el ordenador hay una carpeta que se llama “Mis imágenes” y cuando te metes hay unas imágenes que no son tuyas?
¿Por qué a las chicas les gusta tanto decir la frase: “Es que soy un poco bruja”?
¿Por qué todo el mundo se acuerda todavía de cuando a Sabrina se le salió una teta en Nochevieja?
¿Por qué si te das un masaje a ti mismo no da tanto gustito?
¿Por qué pican tanto las etiquetas de las camisetas?
¿Si después de un caramelo de menta el agua está mucho más fría, por qué no usamos caramelos de menta en vez de los cubitos de hielo para los cubatas?
¿Por qué a los jubilados les gustan tanto las obras?
¿Por qué cuando subimos o bajamos un estor siempre nos queda uno más alto que otro?
¿Por qué es tan difícil acordarse de en qué plaza de garaje hemos aparcado?
¿Por qué da la impresión de que Mike Oldfield cada vez que saca un disco lo ha hecho apretando un botón que lo hace todo?
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Sillas volando...
No nords dejan de de de irnos...
Hastarnúo poe, páije de dïr...
En suma, un vuelo muy pero que muy alto.
